Ray Manzarek estaba convencido de que la electrónica era el futuro de la música. El teclado de The Doors llevaba su magia en cada uno de los sonidos de la banda que revolucionó la escena del rock californiano de los años 60. Su sensible originalidad supo tomar de la mano al poeta visionario Jim Morrison, a quien conoció en la playa de Venice, con el sonido del mar de fondo.
La psiquedelia de las creativas caricias que ejercía sobre su Fender Rhodes Piano Bass quedó plasmada magistralmente en «Light my fire» o en el barroco «Love me two times».
Las puertas de la percepción no tenían cerrojos para The Doors, siempre abriendo caminos hacia el otro lado de la realidad.
Tenéis mucho de qué hablar Jim y tú, Ray...
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