miércoles, 30 de abril de 2014


A partir del próximo fin de semana, en vuestros bares preferidos de Lavapiés, Latina (un saludo para el Luisito y compañía, y su bareto "La cara B" en la calle del Águila, heavy metal forever), Mañasaña, Huertas...)
















miércoles, 9 de abril de 2014



"Hubo mujeres con nosotros, estuvieron ahí, yo las traté.
Sus familias las internaron en hospitales psiquiátricos, les aplicaron electrochoques. En la década de 1950, si eras hombre podías manifestarte como rebelde; pero si eras mujer, tus mismos familiares te encerraban. Hubo muchos casos que yo conocí, sobre los cuales algún día se escribirá."
-Gregory Corso


BLUES LUCTUOSO PARA JANIS JOLPIN
(Marge Piercy, poeta de la generación beat)

Tu voz siempre me golpeó el nervio del codo,
la jodida fantasía del gran corazón en su congoja
me arrastró como una luna de cobre
por todas sus fases hasta alcanzar la libertad.
No puedo menos que amarte con mis pesadillas.
Tu voz chirría en la médula ósea
cocinada en el inmenso lupanar
del masoquismo en que nadamos.
Mujer maltratada, sufriente, defraudada.
Nos han domesticado para habitar
la casa candente de la explotación.
Nunca tenemos tanta vida,
ni somos tan personas,
como cuando caminamos
plenas de blues nocturnos;
cuando más vale que un hombre inexistente
haya partido
(ausencia que es gas para inflar globos)
y nos queda el pensamiento,
la sensación, la voluntad.

¡Oh!, ¡hembra blues tiranizada, jugosa, prolija!
Palpita tu rostro inflamado y malquerido.
Vuela tu cabello de alambres
desparramando la energía. Bocanada
de llamas
para quien toda su vida es combustible.
Tú personificaste a la mamá perfecta
que no se agota en las entregas,
como la sopa de pollo para embriagar
a la raza de hombres-ratas.
Personificaste el dolor
que se prende del pecho como un niño;
y a la goma de mascar, linda y pasiva.
Mujer ajena a la esperanza mendiga y
sin fin del mundo,
luchando encarnizadamente para ser fornicada; ese deseo llamado amor.
Y que dejan colgando de la escarpia
esa necesidad de amar,
como un hueco que llora en el alma;
esa droga que nos cuelga y arrastra, matándonos,
tan fría como el aguanieve
que congeló tu sangre.